domingo, 29 de octubre de 2017

Carlos García Ruzo y Alexis Navas Fernández



Carlos García Ruzo y Alexis Navas Fernández
 
LAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD COMO PROYECTO CONTRAHEGEMÓNICO: EL NO PAGO A LA DEUDA COMO DISCURSO AGLUTINADOR.

INTRODUCCIÓN.

El presente documento no pretende ser un análisis exhaustivo del NO PAGO DE LA DEUDA sino una guía de la situación y hacia dónde deben dirigirse las marchas.

Las marchas de la dignidad nacen como espacio de confluencia en el que se agrupan distintos colectivos y organizaciones entorno a unas reivindicaciones comunes y concretas para mejorar la vida de las personas. Este agrupamiento en torno a unas reivindicaciones concretas dio lugar a una manifestación sin precedentes el 22 de marzo de 2014. Desde entonces el desarrollo de las marchas ha estado lleno de altibajos, pero lo importante es que se ha mantenido en el tiempo como espacio de confluencia para el cambio social. Desde los primeros momentos se ha reivindicado el NO PAGO DE LA DEUDA como uno de los ejes sobre los que se ha construido esta confluencia.

La deuda privada de la banca y grandes empresas, transformada en Deuda Pública, se ha convertido en la principal arma de chantaje para imponer contrarreformas laborales, precarización de salarios y pensiones, privatizaciones y el desmantelamiento de los servicios públicos, causando un enorme drama humano sobre el que se asientan los cada vez más privilegios de una minoría. Dicha deuda  no ha repercutido en beneficio de los ciudadanos, además de ser insostenible, de ahí que no deba pagarse.

Dentro del Estado Español y a nivel internacional ya hay organizaciones que plantean el tema del NO PAGO A LA DEUDA desde ya hace tiempo, como Attac, el Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (CADTM), el Frente Cívico, Colectivo Prometeo, No debemos Zaragoza, Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda, etc… Algunas de estas organizaciones se encuentran dentro de las marchas de la dignidad y otras no.

 Debe ser una labor de las marchas aglutinar a todas estas organizaciones en pos de crear un discurso aglutinador que sirva como bandera de las marchas y llegue a las clases populares que son las víctimas de este sistema criminal y dejar claro que en la DEUDA residen gran parte de los males que no acucian. Por medio del discurso del NO PAGO DE LA DEUDA las marchas de la dignidad deben erigirse poder contra hegemónico frente al discurso y la lógica capitalista dominante que nos dice que no se puede hacer nada para cambiar la realidad y que nos encontramos en el mejor de los mundos posibles.


¿POR QUÉ NO DEBEMOS PAGAR LA DEUDA?

En los últimos años hemos asistido a un incremento exponencial de la deuda pública y privada. Los medios nos bombardean diariamente con el tema del crecimiento de la deuda, de sus intereses, de su insostenibilidad, etc….Pese a estar en los noticiarios de todos los medios de desinformación, no se ha llevado a cabo un debate sobre el origen y el empleo de los recursos económicos comprometidos en dichas obligaciones, obviándose a la ciudadanía un debate imprescindible sobre la legitimidad o ilegitimidad de la deuda. Este ataque a la soberanía popular es aún mayor si tenemos en cuenta que este endeudamiento no solo ha hipotecado el futuro de las futuras generaciones, sino que lo sufrimos en nuestra vida diaria en forma de recortes en los servicios públicos, precarización del mercado de trabajo, bajadas de salarios, confiscación privada de las inversiones de pequeños ahorradores, regresividad de los impuestos, etc...

Desde las marchas de la dignidad aspiramos a promover el no pago de la deuda, fomentando entre la ciudadanía una labor de información sobre qué es la deuda y el  porqué no corresponde devolver ni un céntimo de la misma. La deuda no es más que un compromiso de pago entre dos personas por el cual uno (acreedor) entrega a otro (deudor) una cantidad de dinero con el objetivo de percibir posteriormente el dinero prestado más unos intereses.

La deuda puede ser pública cuando el deudor es una entidad pública (estado o regiones) o privada, cuando el deudor es una entidad privada (familia, pyme, empresa,…,). La deuda pública se emplea en sufragar el funcionamiento de la administración, financiar los servicios públicos y en realizar las transferencias a las ciudadanos que se encuentran en determinadas circunstancias (parados, jubilados, et…). Con la deuda privada se persigue financiar a los sujetos privados (empresas, familias) que se encuentren en situaciones en las que necesiten realizar pagos o inversiones que no puedan afrontar por determinadas razones

En el caso español, la deuda pública no se ha visto incrementada como consecuencia de un mayor gasto en los servicios públicos. Al contrario, el gasto en estas partidas se ha ido reduciendo desde el comienzo de la crisis. La única partida del presupuesto público que ha aumentado es la de las transferencias a los desempleados, la cual se ha visto incrementada en gran medida como consecuencia del paro creado por la reforma del mercado laboral realizada por el PP.

Respecto a la deuda privada española la mayor parte también corresponde a las grandes multinacionales, siendo la deuda de las PYMES y de las familias una deuda menor en comparación con las grandes corporaciones económicas o financieras. Aun así, han sido las PYMES, las familias y los autónomos los que más han sufrido las restricciones de crédito impuestas como consecuencia de la crisis. Restricciones aplicadas por unas entidades financieras que se han dedicado a saquear las arcas públicas y a los pequeños ahorradores con la connivencia de los gobiernos del régimen (PP, PSOE,…).

Cada día presenciamos recortes en los servicios públicos, justificados en una deuda que no ha beneficiado a la gran parte de la ciudadanía (ya que no se ha empleado en mejorar los servicios públicos o realizar una reforma de la estructura productiva del estado), sino que ha lucrado a empresas privadas (en su mayoría banca privada extranjera y nacional) y a un puñado de corruptos cercanos al poder.

Aplicando el refranero español: ESTAMOS PAGANDO JUSTOS POR PECADORES.

El artículo 135 de la Constitución ha subordinado los intereses de los ciudadanos al pago de la deuda, contradiciendo los derechos humanos básicos y sometiendo al pueblo español a los dictados de las multinacionales extranjeras. Esta reforma de la sacrosanta Constitución fue llevada por los partidos del régimen sin una consulta previa a la ciudadanía, hipotecando su futuro y sometiéndose a los intereses privados de la banca internacional.

Consideramos que esta reforma del artículo que antepone el pago de la deuda a cualquier otra necesidad básica del pueblo español debe eliminarse por completo. Además debería haberse realizado un debate a nivel nacional y haberse consultado a la ciudadanía en referéndum, ya que es ésta la principal deudora de los pagos que la hipoteca. No, como se hizo, por dos partidos políticos en contubernio, con nocturnidad y alevosía, protegidos por los amaestrados medios de desinformación ignorando por completo la soberanía popular a la que decían representar.

En esta situación, los ciudadanos han estado asistiendo a una expropiación continua de sus recursos: en forma de productos financieros - preferentes, acciones o fondos de inversión-, vía incrementos de impuestos proporcionales o de obras faraónicas sin repercusión en el bienestar de la ciudadanía -aeropuertos sin funcionar, palacios de congresos innecesarios, autopistas sin circulación, …- que han beneficiado a una minoría cercana a las elites del poder y han condenado a la pobreza a la mayoría de la población. Este drenaje de recursos no solo ha ido en contra de legislación vigente (CE 1978 y Carta de DDHH de NU), si no que ha condenado a la pobreza a miles de familias, a medida que ha ido incrementando el número de millonarios día a día en el estado español.

Por otra parte nos encontramos ante una situación de insostenibilidad de la deuda, la cual se ha multiplicado por dos en menos de una década. Los intereses que pagamos al igual que el nivel de deuda son excesivos para cualquier país, pero más aún para un país cuyas expectativas de crecimiento de la economía en el futuro son moderadas. Estos intereses ascienden a CASI 100 MILLONES DE EUROS DIARIOS y de momento están “controlados” debido a la decisión del BCE de intervenir adquiriendo deuda española y de mantener los tipos de interés bajos. Cualquier decisión del BCE de incrementar los tipos de interés o de cesar en la compra de la deuda implicaría una explosión en las cantidades a satisfacer que haría inviable pagar no ya la deuda, si no ni siquiera los intereses.

Toda esta situación nos empuja hacia la suspensión de pagos, que será el último argumento que utilizan para despojarnos de lo poco que nos queda. Aunque esta opción nos parezca lejana, no es la primera vez que España se declara en suspensión de pagos, ya que con esta sería ya la decimocuarta. Contrariamente a lo que los medios de comunicación nos han hecho creer, no son únicamente los países del Sur los que se declaran en suspensión de pagos (Alemania y Austria lo han hecho cinco y ocho veces en los últimos doscientos años) en suspensión de pagos. Tampoco las deudas se han pagado siempre, está presente el ejemplo del pueblo ruso que se negó a pagar unas deudas que los zares habían contraído para satisfacer sus ansias bélicas y su propio lujo. Estados Unidos también rechazó en su día pagar la deuda de Cuba con España porque esos recursos se habían utilizado para mantener a Cuba bajo el yugo del colonialismo español. Una situación muy similar a la que ejerce hoy en día la Troika sobre los países del sur de Europa.

No estamos solos. A nivel internacional el comité para la abolición de las deudas ilegítimas (www.cadtm.org) lleva desde 1990 promoviendo una auditoría de la deuda trabajando esencialmente con los movimientos sociales o fuerzas políticas arraigadas en las clases populares. A nivel nacional existen numerosas plataformas ciudadanas que han comenzado a abordar la cuestión, por ejemplo la plataforma de auditoría ciudadana contra la deuda (http://auditoriaciudadana.net/) trabajando por promover una auditoria de la deuda a nivel nacional y sobre todo llevando una labor de concienciación en la población sobre la obligación de repudiar aquellas deudas que no son responsabilidad de la ciudadanía.

Estas organizaciones denuncian una situación que intenta acallar desde el poder, ya que el sistema capitalista está fallando en su capacidad para generar plusvalías y por lo tanto necesita garantizar su subsistencia a costa de convertir a la población mundial en esclavos. Esta estrategia de ahogar a las poblaciones de los países con la deuda no es nueva, ni única del momento en el que vivimos, las deudas ilegítimas han sido desde siempre el arma de los poderosos para oprimir al pueblo, expropiar sus recursos, recortar derechos y someter sus voluntades. Hasta ahora han estado orientadas a saquear a todos los países del tercer mundo, pero ahora se dirigen a hacerse con lo poco que les queda en los países occidentales, los bienes públicos.

Los casos de expolio de los recursos que vivimos diariamente son innumerables. Quizás el más sangrante en la actualidad europea, es el de Grecia, donde la la Troika ha establecido unas condiciones leoninas a la población helena para asegurarse que los acreedores privados percibirán sus pagos. Así, como garantía de pago de las cantidades prestadas ha reclamado determinados bienes de patrimonio histórico y cultural públicos, que en caso de impago pasarían a manos privadas. Además el llamado “rescate a Grecia” en realidad solo ha ido destinado a pagar a los acreedores griegos. En otras palabras, el dinero aportado por las poblaciones de los estados para “salvar” a Grecia ha ido destinado directamente a la banca europea privada, otra forma más de socializar las pérdidas y endeudar a la población europea.

 Está claro que existen argumentos y ejemplos suficientes para caminar hacia el no pago de la deuda. Es por ello que desde las marchas de la dignidad consideramos imprescindible dar un paso al frente y enarbolar la bandera de la deuda señalando como el origen de todos los males al sistema capitalista actual. El cual no puede sobrevivir sin la deuda. Es imprescindible señalar de una vez al sistema capitalista como el culpable de los recortes y a los beneficiados por la deuda. La cual además de ser ilegítima, supone un ataque frontal a los derechos humanos, ya que su objetivo es someter al pueblo a una voluntad extranjera privada. La labor de concienciación que se está realizando es necesaria a todos los niveles, empezando por la organización e información a pie de la calle, con el fin de preparar a la gente para evitar que el pago de la deuda nos convierte en esclavos antes de que sea demasiado tarde para hacer involucionar todo el proceso.

 También tenemos que poner de relieve la utilización de la deuda como arma política y la relación existente entre deuda y patriarcado, para ambas cuestiones tomaremos como propios los postulados de Silvia Federici:

La deuda no es sólo un instrumento económico, es también un arma política. Principal herramienta de la mundialización, ha desorientado la economía y ha permitido las exportaciones y el extractivismo. Es un instrumento de primer orden para privatizar la economía, poner fin al socialismo y crear un empobrecimiento masivo.

La deuda ha sido utilizada a escala internacional porque es muy eficaz para explotar a los individuos. Desmoviliza y no genera resistencia general, ya que, precisamente, oculta la explotación y aísla a la gente. Un trabajador o una trabajadora comprometido/a en la lucha salarial percibirá la explotación injusta que sufre y se sentirá parte de la colectividad. Un deudor o deudora privado/a aparecerá como que se ha aprovechado de ese dinero en su propio beneficio.

Deuda y patriarcado

La deuda es un ataque general a las clases obreras, a las poblaciones del Sur, a las personas negras en EEUU, etc. Pero afecta en primer lugar a las mujeres, son ellas las que han sufrido más directa e intensamente las consecuencias de la deuda pública y privada.

Su situación en el mundo con respecto a la deuda contradice las intenciones de las Naciones Unidas, que pretenden que la mundialización ha sido una vía de emancipación para las mujeres porque muchas de ellas han obtenido una fuerza salarial. En realidad, la deuda nacional y los ‘ajustes sociales’ que se quiere legitimar afectan en primer lugar a las mujeres. La destrucción de los servicios públicos en países del tercer mundo ha conducido a pérdidas de trabajo y el paro entre las mujeres ha aumentado significativamente. 

Una de las principales consecuencias de la deuda sobre las mujeres ha sido el ataque contra sus esfuerzos por conseguir la independencia económica. El mayor endeudamiento ha reforzado su esclavitud, particularmente en las tareas domésticas.


CONCLUSIONES

El pago de la deuda es incompatible con el mantenimiento de los servicios públicos esenciales como son la sanidad, las pensiones o la educación y el desarrollo de políticas sociales. Al convertirse su pago en prioritario, por delante de los derechos sociales, afecta a la mayor parte de la población que ven como su calidad de vida va empeorando con el tiempo y está hipotecando el futuro de las próximas generaciones. No hay forma de luchar contra la deuda sin romper con el capitalismo.  Al ser una de las cuestiones que afectan a la mayor parte de la población del Estado Español y su cuestionamiento pone en evidencia la totalidad del sistema debe ser el punto de unión de las clases populares para derrocarlo.

Para emprender el programa que exponemos a continuación es fundamental elevar el nivel de concienciación para conseguir la movilización de los trabajadores, la juventud y los sectores populares contra el pago de la deuda y cualquier imposición de la Troika. Las medidas que proponemos son las siguientes (basados en las propuestas de Eric Toussaint):

1.    Derogación del artículo 135 de la Constitución, anteponer los derechos sociales al pago de la deuda
2.    Suspender el pago de la deuda para realizar una auditoría para determinar qué parte es ilegal, ilegítima y odiosa y no pagarla.
3.    Socialización de la banca bajo control de los trabajadores y de las clases populares, para evitar injerencias y fuga de capitales. La soberanía financiera ciudadana se debe materializar en un control social del crédito, es decir, que se decidiera democráticamente en qué invertir y que esta decisión no la tomase la banca. Una experiencia en este sentido es COOP57
4.     Reestructurar los pagos.
5.     Determinar los culpables para que paguen penal y patrimonialmente.
6.    Salida de la Unión Europea, la experiencia griega nos ha demostrado que la UE no es una Europa social, es la Europa del capital y por tanto es irreformable. Debemos avanzar en la dirección para construir la Europa social donde los trabajadores y las clases popular tengan un protagonismo central y el control de los medios de producción.
7.    Libertad para utilizar una banca sin intereses. Pero también escapar del monopolio de la moneda de curso legal que nos impone el poder financiero, para poder crear nuevas monedas que persigan la satisfacción de las necesidades humanas y no la retribución del capital financiero, y en la que los criterios para otorgar financiación fueran decididos por la gente que participa en estas monedas.

Estas medidas deben ir acompañadas de otras medidas en lo social y laborales que desemboquen en un cambio de modelos económico y social, ya que aunque se consiguiera una quita o reestructuración volveríamos a la misma situación dentro de unos años. También es necesario crear una mesa técnica de economistas para ir desarrollando.

Dentro del proceso de concienciación ciudadana proponemos las siguientes medidas:
1.    Campañas informativas en los barrios, centros de trabajo, pueblos, colectivos públicos en lucha, etc... cómo afecta el pago de la deuda en su vida diaria.
2.    Métodos convencionales de difusión, charlas, panfletos, programas de radio, etc.
3.    Métodos no convencionales de difusión (guerrilla de comunicación), como el FAKE, hechos falsos para denunciar situaciones verdaderas (ej. los YES MEN),

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